Diferencias entre la Crioterapia y la Criolipólisis

En el ámbito de los tratamientos estéticos y de bienestar que emplean temperaturas extremadamente bajas, suelen surgir dudas entre dos técnicas principales. Aunque ambas utilizan el frío como principio activo, existen diferencias entre la crioterapia y la criolipólisis en sus mecanismos de acción, aplicaciones y resultados. Comprender estas distinciones es crucial para cualquier persona que esté considerando someterse a un procedimiento de estas características, ya que permitirá tomar una decisión informada y ajustada a sus necesidades específicas. La elección entre una y otra no es trivial, pues se dirigen a objetivos corporales diferentes y ofrecen experiencias y plazos de recuperación disímiles.

La confusión entre ambos métodos es comprensible, dado que comparten una raíz etimológica relacionada con el frío. No obstante, su desarrollo tecnológico y su implementación práctica los sitúan en categorías terapéuticas separadas. Mientras una se centra en una acción localizada y muy específica sobre los adipocitos, la otra promueve una respuesta sistémica en todo el organismo. Este análisis exhaustivo tiene como propósito desglosar cada aspecto, desde el procedimiento hasta los beneficios esperados, para ofrecer una visión clara y detallada que disipe cualquier equívoco.

¿En qué consiste la técnica de congelación adiposa?

La criolipólisis es un procedimiento no invasivo diseñado específicamente para la reducción de grasa localizada en áreas concretas del cuerpo. Su mecanismo se basa en el principio de que las células grasas, o adipocitos, son más sensibles al frío que los tejidos circundantes, como la piel o los músculos. Durante una sesión, se aplica un aplicador que enfría de manera controlada y precisa una zona determinada, por ejemplo, el abdomen o los flancos. Este enfriamiento selectivo induce una apoptosis, es decir, una muerte celular programada, de los adipocitos sin dañar otros tejidos.

El proceso de eliminación de las células grasas destruidas no es inmediato. Una vez que estas células mueren, el sistema linfático del cuerpo se encarga de procesarlas y eliminarlas de forma natural a lo largo de las semanas siguientes al tratamiento. Por este motivo, los resultados de la criolipólisis no son visibles de inmediato, sino que suelen comenzar a apreciarse tras un período de aproximadamente tres a cuatro semanas, alcanzando su efecto máximo alrededor de los dos o tres meses. Es un método que requiere paciencia, pero que ofrece una solución muy focalizada para aquellos depósitos de grasa que son resistentes a la dieta y el ejercicio. La popularidad de este tratamiento ha impulsado la aparición de numerosos franquicias de crioterapia que incorporan esta tecnología.

Comprendiendo la terapia de frío general

Por otro lado, la crioterapia se refiere a la exposición de todo el cuerpo o de grandes superficies del mismo a temperaturas extremadamente bajas, normalmente por un tiempo muy breve, que puede oscilar entre dos y cuatro minutos. A diferencia del método anterior, esta terapia no está pensada para eliminar grasa localizada. Su objetivo principal es provocar una respuesta fisiológica global en el organismo, desencadenando una serie de beneficios como la reducción de la inflamación muscular, el alivio del dolor articular y la aceleración de la recuperación tras un esfuerzo físico intenso.

La experiencia consiste en introducirse en una cabina especial donde el aire se enfría hasta alcanzar temperaturas que pueden rondar los -110°C a -160°C. Este choque térmico hace que los vasos sanguíneos periféricos se contraigan rápidamente, para luego dilatarse de forma notable una vez finalizada la sesión, mejorando así la circulación sanguínea. Esta vasoconstricción y posterior vasodilatación es la clave de sus efectos antiinflamatorios y analgésicos. Muchos deportistas de élite y personas que buscan un bienestar general acuden a un centro de crioterapia corporal para integrar estas sesiones en su rutina.

Comparativa de objetivos y aplicaciones

La diferencia fundamental entre ambas técnicas radica en su propósito. La criolipólisis tiene una finalidad estética y de remodelación corporal muy concreta: eliminar cúmulos de grasa localizados y rebeldes. Está indicada para personas que están cerca de su peso ideal pero que luchan contra zonas específicas como los «flotadores» o la grasa abdominal inferior. En cambio, la crioterapia tiene un enfoque más amplio relacionado con la salud, el rendimiento y el bienestar general. Se utiliza para manejar el dolor crónico, mejorar la calidad del sueño, aumentar los niveles de energía y optimizar la recuperación deportiva.

Sus campos de aplicación, por tanto, son distintos. Mientras la primera es común en clínicas de estética y centros de medicina cosmética, la segunda se encuentra tanto en entornos deportivos como en clínicas de fisioterapia y de manejo del dolor. Un profesional de la salud o la estética podrá recomendar una u otra en función de si el objetivo principal es un cambio estético localizado o una mejora en parámetros funcionales y de calidad de vida. Los beneficios de la crioterapia corporal abarcan un espectro mucho más amplio que la simple reducción de volumen.

Efectividad para la reducción de grasa

En lo que respecta a la eficacia para eliminar grasa, la criolipólisis demuestra una superioridad clara cuando se trata de áreas localizadas. Los estudios clínicos han confirmado que una sesión correctamente aplicada puede reducir la capa de grasa en la zona tratada en un porcentaje significativo, que suele situarse en torno al 20-25%. Este resultado es permanente, ya que las células adiposas eliminadas no se regeneran. Sin embargo, es crucial entender que no es un tratamiento para la obesidad, sino para el contorneado corporal.

La crioterapia, por su parte, puede indirectamente favorecer la pérdida de grasa a través de mecanismos metabólicos. La exposición al frío extremo obliga al cuerpo a gastar energía para mantener su temperatura central, lo que puede aumentar ligeramente el metabolismo basal y, por consiguiente, el gasto calórico. No obstante, este efecto es modesto y generalizado, no localizado. Su principal contribución al control del peso puede venir dada por la mejora en la recuperación muscular, lo que permite realizar actividad física con mayor intensidad y frecuencia.

Duración de los resultados

La permanencia de los efectos es otro punto de divergencia importante. Los resultados de la criolipólisis son considerados definitivos para las células grasas que han sido eliminadas. Al destruirse los adipocitos de una zona concreta, estos no vuelven a aparecer. Sin embargo, es fundamental mantener un estilo de vida saludable, ya que un aumento de peso considerable puede provocar que las células grasas restantes en el cuerpo se agranden, comprometiendo el resultado estético obtenido. Se trata, por tanto, de una solución duradera pero que requiere un mantenimiento mediante hábitos adecuados.

En contraste, los beneficios de la terapia de frío general son acumulativos y temporales. Para experimentar mejoras sostenidas en la recuperación muscular, la reducción de la inflamación o el alivio del dolor, es necesario realizar sesiones de forma regular. Los efectos de una única sesión pueden durar desde varias horas hasta un par de días. La incorporación de esta práctica de manera periódica, por ejemplo, una o dos veces por semana, es lo que permite sostener los beneficios a largo plazo. No se trata de un tratamiento con un principio y un fin, sino más bien de una herramienta de mantenimiento y mejora continua del bienestar.

Ventajas y desventajas de cada método

Cada técnica presenta un perfil de ventajas e inconvenientes que debe ser sopesado. La principal ventaja de la criolipólisis es su capacidad para ofrecer una reducción de grasa localizada y permanente sin necesidad de cirugía, anestesia o tiempo de recuperación. Es un procedimiento seguro para la piel y los tejidos circundantes cuando es realizado por un profesional cualificado. Como desventaja, cabe destacar que no está indicado para personas con obesidad y que los resultados tardan varias semanas en manifestarse por completo. Además, en raras ocasiones puede producirse un efecto paradójico de hiperplasia adiposa, un aumento de grasa en la zona tratada.

La terapia de frío general brinda la ventaja de una acción rápida sobre el dolor y la inflamación, siendo una opción no farmacológica muy valorada. Sus sesiones son breves y puede aplicarse con frecuencia. Entre sus limitaciones se encuentra el hecho de que no está recomendada para personas con ciertas condiciones cardiovasculares, hipertensión arterial no controlada o claustrofobia. Asimismo, su coste puede ser elevado si se planea un uso continuado, y su efecto sobre la composición corporal es indirecto y menos específico que el de la técnica de congelación adiposa.

¿Cuál elegir según tu caso?

La elección entre una y otra dependerá exclusivamente de los objetivos personales. Si lo que se busca es eliminar un cúmulo de grasa localizado que no responde a la dieta ni al ejercicio, como los conocidos «michelines», la criolipólisis será la alternativa más adecuada y efectiva. Es ideal para un perfil de persona que ya lleva un estilo de vida activo y saludable pero que necesita un empujón final para moldear su silueta. En estos casos, se trata de una intervención con un fin estético muy concreto.

Por el contrario, si el propósito principal es mejorar la recuperación después del entrenamiento, aliviar dolores musculares o articulares, reducir la inflamación general o potenciar la sensación de bienestar, la crioterapia de cuerpo entero es la opción indicada. Resulta especialmente beneficiosa para deportistas, personas con enfermedades reumáticas o cualquiera que desee una herramienta eficaz para gestionar el estrés y mejorar su condición física global. La consulta con un médico o un especialista en medicina estética es siempre el paso previo indispensable para determinar la idoneidad de cualquiera de estos tratamientos.

Preguntas comunes sobre estos tratamientos

En la terapia de frío general, la experiencia es breve y generalmente bien tolerada, aunque las temperaturas extremas pueden resultar impactantes durante la primera sesión. Otra duda común es la compatibilidad entre tratamientos; no es necesario elegir uno, pues pueden complementarse según objetivos específicos de cuidado o recuperación. Por ejemplo, un deportista podría realizar crioterapia para recuperación muscular y, a la vez, criolipólisis para tratar un área de grasa localizada.

Respecto al número de sesiones, la criolipólisis generalmente requiere una única sesión por área, evaluando resultados a los tres meses para decidir posibles retoques. En terapia de frío, la frecuencia depende del objetivo: varias sesiones semanales para recuperación deportiva o una semanal para mantenimiento general del bienestar. La clave en ambos tratamientos es acudir a centros especializados con profesionales capacitados, garantizando seguridad, eficacia y resultados óptimos en cada sesión.

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